Más de 26 millones de personas logran convertir un prejuicio contra los gitanos en un mensaje positivo a través del hanstang #ElTatuajeQueMásDuele

Este miércoles, más de 26 millones de personas han apoyado a través de Twitter la  campaña #ElTatuajeQueMásDuele de la Fundación Secretariado Gitano (FSG) con la que la entidad pretende concienciar de los prejuicios, rechazo y discriminación que padecen cada día muchos gitanos y gitanas.

Amanda Silva, una joven gitana madrileña de 20 años, ha asumido el reto de ser tatuada en directo con la frase «Soy gitana y no soy de fiar» si no se alcanzaba el apoyo de más de 10 millones de tuits con el hashtag #ElTatuajeQueMásDuele y así convertir el eslogan del tatuaje en un mensaje positivo.

El lema es un acto de protesta contra la discriminación que sufre su comunidad. «Me he sentido discriminada bastantes veces. Por ejemplo, cuando voy al supermercado noto cómo los guardias de seguridad me persiguen sólo por el hecho de ser gitana», ha explicado Amanda.

Amanda ha sido tatuada bajo la atenta mirada de decenas de personas y de todos los medios asistentes al evento. Una vez terminado, se han contabilizado en Twitter un total de 26.850.581 de usuarios únicos, así como 31.244.040 impactos totales. Además, el hashtag consiguió ser trending topic durante varias horas en la red social.

Arropada por familiares y amigos, la joven madrileña ha conseguido así visibilizar y llamar la atención sobre los prejuicios asociados a la comunidad gitana. Y algo más, tachar ese «no» y hacer ver que «Soy gitana y soy de fiar».

Entre las numerosas muestras de solidaridad que han apoyado la campaña a través de Twitter destacan rostros conocidos como Alejandro Sanz, Julia Otero, Ada Colau, Eva Hache, Rosario Flores, Cristina Cifuentes, Joaquín Reyes o Pitingo. Todos ellos concienciados con la discriminación cotidiana que sufre la comunidad gitana  que pasa inadvertida para la sociedad.

La directora del departamento de Igualdad y no Discriminación de la Fundación Secretariado Gitano, Sara Giménez, ha explicado que esta discriminación se produce en aspectos tan cotidianos como «alquilar una vivienda, entrar en un local de ocio o acceder a un empleo”.

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