• Las ponencias y mesas redondas han consolidado una visión «transversal y colaborativa» de la enseñanza y el aprendizaje de la bioética a todos los niveles formativos. 
  • Begoña Román, en la conferencia inaugural, invitó al público a hacer autocrítica y ser creativos con los métodos pedagógicos empleados. 
  • El congreso, impulsado por la Cátedra de Bioética Fundación Grífols, ha reunido a unas 120 personas en el Aula Magna.

(Vic, Barcelona).- Unas 120 personas han participado en el primer Congreso Internacional de Bioética impulsado por la Universidad de Vic – Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC) a iniciativa de la Cátedra de Bioética Fundación Grífols. El encuentro ha reunido a profesores e investigadores de universidades españolas con estudios en ciencias de la salud, filosofía o derecho, y miembros de colegios profesionales, miembros de sociedades científicas, de comités de ética y de asociaciones de bioética. A partir de un programa de conferencias y mesas redondas, así como de varios bloques de comunicaciones, el congreso inspira y promueve métodos de enseñanza y proyectos de investigación innovadores, tanto en la esfera académica como en la práctica clínica.

23 expertos en bioética procedentes de universidades de todo el Estado Español ya se reunieron en un seminario previo al congreso. La sesión de trabajo permitió establecer las bases para una red de trabajo conjunta de ámbito estatal en torno a la enseñanza y la investigación en bioética. El debate derivó en la delimitación de los retos que abordará esta red de forma coordinada: el impulso de proyectos para transformar la actual formación en bioética, la creación de publicaciones especializadas en el ámbito iberoamericano, la obtención de proyectos de investigación europeos y la generación de iniciativas creativas para trasladar la reflexión bioética a la sociedad. A raíz de este primer encuentro se crearán varios grupos de trabajo con la mirada puesta en una segunda reunión, pendiente de programar.

Una disciplina transversal y colaborativa.- El rector de la UVic-UCC, Josep-Eladi Baños, presidió el acto inaugural del congreso, donde se mostró convencido de que la bioética «es la punta de lanza para la recuperación de las humanidades en la universidad en general y los estudios biomédicos en particular y, definió esta disciplina como, «una subespecialidad de la filosofía moral, que poco a poco se ha ido haciendo camino». El rector defendió la concepción de la bioética como «una disciplina transversal que pueda ser tratada en todas las asignaturas de todos los estudios». Baños también ha sido parte activa del congreso presentando, este viernes, una comunicación sobre un estudio del uso del cine comercial como método docente en bioética, que elaboró como director del Grupo de Investigación Educativa en Ciencias de la Salud de la Universidad Pompeu Fabra, cargo que ocupaba antes de ser nombrado rector.

La directora de la Cátedra de Bioética de la UVic-UCC, Núria Terribas, también defendió esta «visión transversal y colaborativa» de la bioética para compartir conocimientos y experiencias y generar nuevas iniciativas y proyectos. Éste, según dijo, es precisamente uno de los objetivos del congreso, que también pretende «hacer autocrítica sobre los métodos empleados hasta ahora en la enseñanza de la bioética» y «preguntarnos cómo lo tenemos que hacer para que la bioética sea algo que cale en los estudiantes actuales». En esta línea, se enfocó la conferencia inaugural del congreso, a cargo de la profesora de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona y presidenta del Comité de Ética de Servicios Sociales de Cataluña, Begoña Román.

La ponente invitó a los asistentes a hacer la autocrítica que reclamaba Terribas, y a aprender de algunos de los errores cometidos en bioética los últimos años, tales como «no haber sido capaces de cambiar suficientemente mentalidades», «haber arrinconado la bioética al ámbito asistencial y al voluntariado”, o “no haber incidido bastante en la formación del carácter del profesional». Román reclamó el regreso a la universidad entendida como «una comunidad de convivencia» y listó seis puntos que hay que tener claros para mejorar la enseñanza en bioética: tener presente la especialidad del alumno al que nos dirigimos para «tocar a fondo, sacudir sus vísceras y hacerle entender que la bioética es nuclear, y no un mero apéndice de su práctica futura»; ofrecer un temario contextualizado que llegue al estudiante personal y profesionalmente, y ser «creativos en los métodos pedagógicos»; tener claro que «enseñamos bioética para generar una ciudadanía convencida de que la vida vale la pena»; involucrar al profesorado de todos los ámbitos en la perspectiva bioética; llevar estos aprendizajes fuera de las aulas y de las facultades y ser capaces de evaluar el impacto obtenido.

Experiencias internacionales.- Una de las mesas redondas trató sobre experiencias internacionales en pedagogía de la bioética, y contó con los testimonios del médico chileno Juan Pablo Beca, especialista en Pediatría y Neonatología; Diego Real de Asúa, del Instituto de Ética clínica Francisco Vallés de la Universidad Europea, y Chris Willmott, bioetecista y profesor de la Universidad de Leicester. La mesa redonda posterior ofreció una visión crítica sobre la formación bioética tanto de estudiantes como de profesionales en activo.

La siguiente jornada el debate se ha centrado en los retos que debe afrontar la bioética y en cómo debe ser capaz de abrirse a la sociedad. Por la tarde, la conferencia de clausura, «Ética y sociedad», correrá a cargo de la filósofa y titular de la Cátedra de Bioética, Victoria Camps, catedrática emérita de Filosofía Moral de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y presidenta de la Fundación Víctor Grífols i Lucas. Todos los ponentes conforman un amplio abanico de profesionales, españoles e internacionales, de ámbitos diversos como la psiquiatría, la medicina, la enfermería, la terapia ocupacional, la filosofía o el derecho, todos con la experiencia en bioética como denominador común.

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