• El séptimo arte del país sudamericano llega a la Sala Berlanga con nueve títulos de varios registros

La Fundación SGAE ha organizado un ciclo de cine argentino del 1 al 14 de julio en la Sala Berlanga (C/Andrés Mellado, 53. Madrid. Precio: 3 euros. Entradas a la venta en taquilla y en ENTRADAS.COM). La muestra exhibirá nueve producciones: desde títulos recientes hasta aquellos más emblemáticos que contribuyeron a asentar la imagen actual del cine argentino. La muestra ofrece el estreno absoluto de uno de las últimas cintas de Diego Lublinsky, Hortensia.

En concreto se proyectarán: Zama de Lucrecia Martel, Mi primera boda de Ariel Winograd, Papeles en el viento de Juan Taratuto, Una especie de familia de Diego Lerman, Gigante de Adrián Biniez, El hijo de la novia y Futbolín, ambas de Juan José Campanella, Familia rodante de Pablo Trapero y Hortensia de Diego Lublinsky.

Destaca el oscarizado director Juan José Campanella con dos de sus obras: El hijo de la novia y Futbolín. La primera, una conmovedora historia que combina tragedia y comedia con un reparto con grandes nombres como Ricardo Darín o Héctor Alterio, nominada a Mejor película de habla no inglesa en los Premios Oscar. Por otro lado, Futbolín, un ejercicio de animación infantil que también gira alrededor de la angustia de la realidad tragicómica. Por su parte, El hijo de la novia supuso un antes y un después para el público español, que comenzó a mirar con otros ojos las películas del otro lado del charco, con su vertiente de poética familiar y de ternura dramática. Aspecto que también ofrece Pablo Trapero con su Familia rodante, itinerario físico y emocional de una familia en una road movie.

El conflicto de la soledad, tanto en la variante uruguaya de Gigante de Adrián Biniez (el observador cuya carencia romántica deviene en obsesión ritual) como en el penúltimo filme de Diego Lublinsky, Hortensia, que la Fundación SGAE estrena en exclusiva, una esperanzada fábula de un ser maltratado y abandonado, hundido en la crisis vital, que recupera sus sueños de infancia para encarar con valentía un nuevo rumbo en la vida.

El peso emocional y existencial es incluso una constante, y lo mismo se manifiesta en los compromisos sociales de pareja (el problema de la verdad y la mentira en Mi primera boda de Ariel Winograd), como en las alternativas y consecuencias de la progenie en Una especie de familia de Diego Lerman, crónica de una lucha en pos de la maternidad.

La importancia de la literatura argentina se encuentra representada en el ciclo con Papeles en el viento, la adaptación de una novela negra y emocionante drama de Eduardo Sacheri realizada por Juan Taratuto, o en Zama de Lucrecia Martel, basada en una novela de Antonio di Benedetto que narra la historia de un oficial español del siglo XVII. Zama representa también la capacidad del cine argentino de combinarse con otros cines, pues se trata de una coproducción entre siete países. Esta característica propia se repite en otros nombres del ciclo como Familia rodante (6 países) o Una especie de familia (5 países).

Acerca del ciclo 
El programar un ciclo de cine argentino es labor desbordante; por la afluencia de títulos, por la variedad de registros, y sobre todo, por la calidad y madurez que se desprende de todos ellos. El sólido entramado argumental y lírico es factible gracias a que el cine argentino, como su cultura, está transido de gran literatura, y así lo acreditan sus cineastas o los guionistas que les acompañan (nombres señeros como Alicia Giménez Guspí, Patricio Vega, María Meira). Hemos querido en esta ocasión incluir algunos de los títulos recientes más destacados, pero sin prescindir del rescate de otros que asentaron la actual imagen del séptimo arte rioplatense.

La programación de este ciclo de cine se puede consultar aquí. 

 

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