Voluntariado como respuesta al miedo 

En esta de etapa donde se entrelazan las crisis, donde la población comienza a normalizar la enfermedad, la muerte, la pobreza o las violencias, en un momento en que todo lo vivido comienza a pasarnos factura y se observan los estragos en nuestra salud, el voluntariado ha demostrado ser fundamental.   

Hemos asistido a toda clase de emergencias, dentro y fuera de nuestras fronteras, pero también hemos visto surgir un fenómeno que nos devuelve la esperanza: el crecimiento de la solidaridad. O lo que es lo mismo, nuestra humanidad sale al rescate “de otras personas” en los peores momentos. 

En esta época de incertidumbres hemos comprendido que una sociedad consciente se activa ante el sufrimiento ajeno. Desea actuar; el voluntariado es la red humana que organiza toda esa corriente de solidaridad.   

Sin duda la acción voluntaria crece al ritmo de las crisis sociales, pero es igualmente importante en tiempos de calma y bonanza porque su objeto a largo plazo es que la ciudadanía participe en aquellas realidades que hay que transformar. Es vocación de cambio para mejorar el mundo. Es actuación consciente para procurar una sociedad más justa e igualitaria. 

Al mismo tiempo el voluntariado es mucho más que asistencia directa a las personas. Es compromiso con los distintos ámbitos de la vida que pueden y deben ser mejorados.   

La Plataforma del Voluntariado de España es un espacio habitado por organizaciones con miles de personas que desean transformar realidades, que se implican y aportan su propio grano de arena para construir un país más inclusivo. Unidas proponemos instaurar una cultura de solidaridad. 

En España ya hay más de dos millones y medio de personas decididas a mejorar el trozo de realidad que pueden cambiar. Esa es la mejor noticia de este Día Internacional del Voluntariado. Pero tenemos que seguir alentando esa movilización ciudadana, para ello necesitamos que desde las instituciones y desde todas las esferas de la vida pública exista una atención explícita a la acción solidaria. 

El voluntariado no puede nacer y morir en cada crisis que nos azota. Necesitamos a la Administración para instaurar una cultura de humanidad de forma permanente. Porque la solidaridad es el corazón de todo pueblo. Si no cultivamos su existencia estaremos favoreciendo el individualismo y el miedo.

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