(Madrid).- El Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM), quiere poner en valor la importancia de la logopedia para mantener y recuperar algunas capacidades del habla y la comunicación que se ven afectadas por la esclerosis múltiple y que pueden perjudicar la calidad de vida las personas que la sufren.

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica y autoinmune que afecta al sistema nervioso central, y representa la causa más común de discapacidad no traumática en adultos jóvenes. En España, se estima que más de 55.000 personas la padecen. Se desconoce la causa y no existe una cura para la enfermedad, pero existen tratamientos farmacológicos que ralentizan el curso de la enfermedad y tratamientos no farmacológicos como la logopedia, fisioterapia, terapia ocupacional que consiguen mejorar los síntomas o lesiones producidas por los brotes que sufren estos pacientes.

Una de las alteraciones que se producen con cierta frecuencia en los pacientes con esclerosis múltiple en fases leves de la enfermedad es la disartria, “trastorno en la programación motora del habla que dificulta el uso y control de los músculos de la boca, la cara y el sistema respiratorio a la hora de hablar y articular”, explica la logopeda especialista en esclerosis múltiple y miembro del CPLCM, Celia Delgado. Esta experta constata que, en fases iniciales, la persona suele referir “mayor esfuerzo para pronunciar algunas palabras, sobre todo en enunciados más largos, palabras polisílabas o que tienen sílabas trabadas”.

En estos pacientes, también pueden aparecer otras alteraciones como la parálisis facial, disminución de la sensibilidad de cualquier parte de la cara (labios, mofletes, frente…) y la boca, fatiga vocal, alteración del gusto o dolor repentino similar a un calambrazo eléctrico en labios, encías, carrillo y mentón.

Visita al logopeda

Algunos síntomas más característicos que deben poner en alerta a los pacientes para que acudan al especialista en logopedia son los siguientes:

  • Adormecimiento de alguna parte de la cara.
  • Asimetría en la sonrisa.
  • No poder silbar.
  • Dificultad para inflar globos.
  • Sequedad de ojos o lagrimeo constante.
  • Sobreesfuerzo a la hora de hablar.
  • Dificultad para identificar la comida en la boca.
  • Difícil manejo del bolo alimenticio.

Ante esta sintomatología, lo ideal es poner en manos de un logopeda. Este profesional sanitario realizará la evaluación de la patología, valorará el nivel de afectación y establecerá, con la colaboración del paciente, los objetivos de tratamiento. Cuanto antes comience la intervención, mejores serán los resultados. Así lo expresa Celia Delgado: “En fases iniciales es bastante posible que esta sintomatología desaparezca, por lo que el tratamiento seguramente será más breve. En cambio, si se espera a recidivas es posible que el daño producido se vaya haciendo más crónico”.

Terapia miofuncional, recurso efectivo

Los recursos en logopedia son múltiples y siempre va a depender de la afectación que presente el paciente y de los objetivos que se marquen.

Para tratar las patologías anteriormente mencionadas, la logopeda especialista en esclerosis múltiple asegura que las técnicas de terapia miofuncional, donde se trabaja la musculatura orolinguofacial (a nivel sensitivo y motor), resultan muy efectivas. Algunos ejemplos de las técnicas que se pueden utilizar son la crioterapia, masajes, praxias activas o contrarresistencia, estimulación sensitiva, aplicación de Kinesiotape o electroestimulación.

“Si la enfermedad es remitente recurrente, el tipo de esclerosis múltiple más frecuente (85 % de los casos), y se encuentra en un estadio inicial, es posible recuperar la capacidad del habla. Pero, en caso de que haya pasado a una fase progresiva, el tratamiento será de barrera y freno con el objetivo de mantener”, indica Celia Delgado.

En el primer caso, el beneficio de la logopedia será recuperar el daño causado por el brote y conseguir estrategias y pautas para que, en el caso de que hubiese recidiva, tener estrategias para poder lidiar con ello y conseguir que el daño causado por el brote sea el menor posible.

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