• Científicos descubren una solución potencial a uno de los mayores problemas medioambientales
  • Los investigadores están ahora trabajando en mejorar aún más la enzima para que pueda usarse de manera industrial y degradar el plástico en poco tiempo
  • Los investigadores llegaron a ese descubrimiento mientras examinaban la estructura de la Ideonella sakaiensis, una enzima natural que se cree que evolucionó en una planta de reciclaje de Japón

Una nueva enzima creada por azar en laboratorio es capaz de digerir algunos de los plásticos contaminantes más comunes, según un estudio publicado en la revista PNAS. Un grupo de científicos  de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) ha realizado este descubrimiento, que podría «proporcionar una solución potencial a uno de los mayores problemas medioambientales del mundo», según el comunicado remitido por la citada universidad británica. Las botellas de plástico tardan siglos en degradarse, por lo que dicha enzima creada por azar en laboratorio aporta una nueva esperanza para poner cerco a esta dañina contaminación.

La nueva enzima es capaz de degradar, además, el polietileno-furanoato (PEF), un material bio-basado en el plástico que empieza a usarse en sustitución de la botellas de cerveza de vidrio. En su diseño ha colaborado también el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NRLE) del Departamento de Energía de los Estados Unidos y puede llevar a una solución de reciclaje para millones de toneladas de botellas de plástico hechas de terftalato de polietileno (PET).

El profesor John McGeehan de la Universidad de Portsmouth y el doctor Gregg Beckham, del NREL, resolvieron la estructura cristalina de PETase, una enzima recientemente descubierta que digiere el PET, y utilizaron esta información en 3D para comprender cómo funciona. Durante este estudio, diseñaron involuntariamente una enzima que es aún mejor para degradar el plástico que la que se desarrolla en la naturaleza.

El papel que juega la casualidad en la ciencia

Los investigadores están ahora trabajando en mejorar aún más la enzima para que pueda usarse de manera industrial para degradar el plástico en poco tiempo. El uso del plástico se generalizó en los años 60 y entonces «pocos podían haber previsto» que grandes manchas de este material se encontrarían flotando en los océanos o que serían arrastrados a playas de todo el mundo», en palabras de McGeehan. El profesor precisó que «todos podemos desempeñar un papel significativo para hacer frente al problema de los plásticos, en especial la comunidad científica que debe usar «toda la tecnología a su disposición para desarrollar soluciones reales». Los investigadores llegaron a ese descubrimiento mientras examinaban la estructura de la Ideonella sakaiensis, una enzima natural que se cree que evolucionó en una planta de reciclaje de Japón, lo que permitía a una bacteria usar el plástico degradado como alimento.

El PET, patentado como plástico en la década de 1940, no ha existido en la naturaleza durante mucho tiempo, por lo que el equipo se propuso determinar cómo evolucionó la enzima y si era posible mejorarla. El objetivo era determinar su estructura, pero terminaron yendo un paso más allá y diseñaron accidentalmente una enzima que era incluso mejor para descomponer los plásticos PET.

“La casualidad a menudo juega un papel importante en la investigación científica y nuestro descubrimiento aquí no es una excepción”, apunta el profesor McGeehan. “Aunque la mejora es modesta, este imprevisto descubrimiento sugiere que hay espacio para mejorar aún más estas enzimas, acercándonos a una solución de reciclaje para la creciente montaña de plásticos desechados”, agrega.

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