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  • Esta acreditación otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), convierte a la Axarquía malagueña en el primer sistema agrario europeo que alcanza esta distinción
  • El cultivo de la uva pasa moscatel se convierte en un ejemplo de armonía entre la comunidad rural y su entorno, siendo garante de biodiversidad y sostenibilidad social y económica de las 2.000 familias que viven de ello
  • El sistema contabiliza más de 1.600 hectáreas y alcanza una producción de alrededor de 300 toneladas de uva pasa anuales

Este reconocimiento honorífico convierte a la Axarquía, junto al Valle Salado de Añana en Álava (País Vasco), que también ha recibido esta distinción, en el primer sistema agrario europeo que alcanza esta acreditación internacional que coloca a la uva pasa moscatel como ejemplo de armonía entre la comunidad rural y su entorno.

El consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, Rodrigo Sánchez Haro, ha subrayado que el reconocimiento de la uva pasa moscatel como Sistema Importante (o Ingenioso) del Patrimonio Agrícola Mundial (Sipam) supone un «impulso decisivo» a un cultivo tradicional«muy ligado a la tierra, al paisaje y que es garante de biodiversidad y sostenibilidad social y económica». Así lo ha puesto de relieve en Roma (Italia), en compañía de alcaldes de la Axarquía malagueña, representantes de cooperativas, asociaciones y organizaciones agrarias, en el marco del acto de entrega de esta acreditación «merecida y justa» otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Supone, según el responsable del Gobierno andaluz, «un fuerte espaldarazo a un sector del que viven unas 2.000 familias en la comarca y que mantiene la esencia de lo que es nuestra agricultura tradicional». La distinción, ha subrayado, «viene a reconocer la dignidad del trabajo de nuestros agricultores, que muchas veces tienen que hacer un esfuerzo sobrehumano para recoger la uva pasa», por eso «es un orgullo este reconocimiento, que esperemos que además sirva para mejorar las producciones, rentabilizarlas y ponerlas en el mercado».

Sánchez Haro ha incidido, en este sentido, en la «oportunidad» de este sello diferenciador no sólo para la salvaguarda de un sistema productivo ancestral que contribuye a mitigar el cambio climático, sino también para mejorar la comercialización y la diversificación y fijar, en definitiva, la población al territorio a través de la protección del patrimonio cultural e inmaterial o la promoción de servicios relacionados con la actividad turística, gastronómica y los productos autóctonos. Éstos son, a su juicio, «los retos que compartimos las numerosas instituciones, organismos y empresas que hemos afrontado, juntos, el largo y enriquecedor camino hacia este reconocimiento internacional».

Rodrigo Sánchez ha reiterado la implicación de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural con el futuro de la uva pasa, algo para lo que, como ha expuesto, en el marco del Programa de Desarrollo Rural (PDR) de Andalucía 2014-2020, «hemos articulado una ayuda agroambiental específica para este cultivo, con un presupuesto de 2,2 millones de euros para cinco años de compromisos, con un incentivo de hasta 359 euros por hectárea que viene a respaldar la realización de las tradicionales piletas en las bases de las cepas para evitar la erosión». De igual modo, ha añadido, «el sector también cuenta con el apoyo transversal de las ayudas a zonas con limitaciones naturales».

Defensa del cultivo

Estas medidas, según ha remarcado el consejero, «sólo son el inicio del compromiso que hemos adquirido con las comunidades locales y el sector para implementar todas las medidas en defensa de este cultivo, su resurgimiento y la puesta en valor de unas vides que conviven con grandes pendientes, suelos poco profundos de pizarra pobres en nutrientes y materia orgánica y propensos a la erosión por las lluvias torrenciales». Para ello, se prevé la creación de una figura que se encargue de la gestión del plan de acción para la sostenibilidad de un sistema que contabiliza en la Axarquía malagueña más de 1.600 hectáreas y alcanza una producción de alrededor de 300 toneladas de uva pasa anuales. «Hablamos de unas condiciones que, ante la imposibilidad de mecanización, el escaso margen de rentabilidad y el minifundismo, y unidas a las prácticas culturales tradicionales, nos llevan a una viticultura heroica e histórica», ha sentenciado.

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