• El 55% en Reino Unido, un 27% Irlanda y el 18% Malta, con una estancia media de 2 meses

 

(Madrid).- Un total de 118 jóvenes con discapacidad han aprendido inglés en el extranjero gracias a las ayudas de estudio puestas en marcha a principios de año por Fundación ONCE. Se trata de la primera edición de un programa de ayudas de movilidad internacional para que jóvenes con discapacidad de entre 18 y 30 años puedan estudiar inglés en algún país anglófono de la Unión Europea.

La iniciativa se desarrolla en el marco del Programa Operativo de Empleo Juvenil 2014-2020 (POEJ), cofinanciado por el Fondo Social Europeo, y pretende mejorar las competencias lingüísticas en inglés de los jóvenes con discapacidad y, con ello, fomentar su oportunidad de trabajar en empleos técnicos y cualificados, donde se prima el conocimiento de este idioma.

El programa, que concluye a finales de agosto, ha supuesto un importe de 466.000 euros destinado a cursos y estancias de entre dos y tres meses de duración, en algún país anglófono de la Unión Europea. Según el balance realizado, la estancia media de los alumnos ha sido de dos meses y los países de destino, Reino Unido, con un 55%; Irlanda, un 27%, y Malta, elegido por el 17% de los becados.

Por sexos, el alumnado se reparte entre un 51% de hombres y 49% de mujeres, y por edades la media ha sido de 26 años para ellas y 25 en el caso de los varones. Por tipo de discapacidad, el 44% tiene discapacidad física; un 28%, psíquica, y cerca del 20% visual, de los cuales un 10% son afiliados a la ONCE. El resto de tipologías de discapacidad se sitúan por debajo del 10%.

En cuanto al lugar de procedencia, uno de cada tres reside en Andalucía (32%). Le siguen Madrid (con un 16,9%), Cataluña (11,9%) y Comunidad Valenciana (10,2%). El nivel de titulación con mayor representación entre los becados es ‘Bachiller’, con el 37,3% (44 personas). Le siguen los titulados de Grado y Postgrado, con el 35,6% (42 personas).

Para los responsables del proyecto en Fundación ONCE la valoración de esta primera edición es muy positiva. “Hay que partir del hecho de que los jóvenes con discapacidad tienen una motivación menor para participar en programas de movilidad internacional, teniendo en cuenta que presentan mayores dificultades, como la accesibilidad, la dependencia del entorno familiar, escasos recursos, falta de apoyo adecuado en el entorno educativo, etcétera”, subrayan desde el Comisionado para Universidad, Juventud y Planes Especiales de Fundación ONCE.

En este sentido, recuerdan que en el programa Erasmus la participación es de alrededor de 100 personas al año. “El número de solicitudes ha sido importante en una primera convocatoria y hemos igualado la movilidad que ofrece el programa Erasmus en todo el territorio nacional”, se felicitan.

En su opinión, uno de los datos más relevantes de esta convocatoria es el hecho de que la mayoría de los participantes no son universitarios, sino que son estudiantes de ciclos formativos de grado medio y bachiller. “Esto pone en evidencia que el programa tiene todavía un gran potencial de crecimiento entre los jóvenes universitarios, que en teoría son los jóvenes mejor formados y por tanto con más oportunidades de mejorar su empleabilidad”.

El programa ha demostrado un interés creciente de los jóvenes con discapacidad por dominar el inglés, porque son conscientes de que así mejoran sus opciones de empleo, sobre todo en sectores de comercio, servicios y turismo y en empleos cualificados y mejor remunerados.

En función de los últimos datos disponibles, la tasa de actividad de los jóvenes con discapacidad es 14 puntos porcentuales más baja que la del mismo grupo de edad sin discapacidad y la tasa de paro supera en 15 puntos porcentuales a la de la juventud que no tiene discapacidad. Además, el 81% de jóvenes con discapacidad manifiesta la existencia de obstáculos para encontrar un empleo.

 

 

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