• Tanto el ictus como el infarto llevan años reduciendo paulatinamente sus cifras de mortalidad, algo que no ocurre en el caso de la insuficiencia cardiaca, que en 2017 provocó más muertes que el año anterior registrando así la cifra más alta desde el año 2008.  
  • La Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC) analizan los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre las causas de defunción en España, que ponen de manifiesto un aumento del 2,2% en el número absoluto de defunciones por enfermedades cardiovasculares en 2017 respecto al año anterior. 
  • Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte en nuestro país (28,8%) por delante del cáncer (26,7%) y de las enfermedades del sistema respiratorio (10,3%); al mismo tiempo que aumenta la brecha de mortalidad entre mujeres y hombres. Mueren 10.000 mujeres más que hombres por enfermedad cardiovascular al año. 
  • La tasa estandarizada de mortalidad por enfermedades cardiovasculares se situó en 2017 en 238,6 muertes por cada 100.000 habitantes, siendo Andalucía, la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana las CC. AA. con las tasas estandarizadas de mortalidad más altas por esta causa; y la Comunidad de Madrid, la Comunidad Foral de Navarra y País Vasco las que presentan las tasas más bajas.

(Madrid).- Un total de 122.466 personas murieron en España en 2017 debido a enfermedades del sistema circulatorio, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre las causas de defunción en nuestro país. Esto supone un incremento del 2,2% respecto al número de muertes absolutas de 2016, año en el que fallecieron por esta causa un total de 119.778 españoles. Aun así, el porcentaje de fallecimientos por enfermedades cardiovasculares sigue la senda descendente de los últimos años, suponiendo el 28,8% del total de fallecimientos, aunque se sitúa de nuevo como la primera causa de muerte en España por delante del cáncer (26,7%) y de las enfermedades del sistema respiratorio (10,3%).

“El descenso en el porcentaje de mortalidad cardiovascular, a pesar del incremento de muertes en cifras absolutas, se explica por el aumento del número de fallecimientos por todas las causas”, indica el Dr. Manuel Anguita, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), quien resalta, no obstante, que “dentro del conjunto de enfermedades del sistema circulatorio, destaca el incremento de fallecimientos por insuficiencia cardiaca respecto a 2016”.

Si en ese año se produjeron 17.931 defunciones por esta enfermedad, en 2017 se han registrado 19.165 fallecimientos. Esto supone la cifra más alta desde el año 2008, cuando se produjeron 20.241 muertes por insuficiencia cardiaca.

¿Por qué no se reducen las muertes por insuficiencia cardiaca?.- El Dr. Anguita resalta que “existen varios factores por los que no se consigue una reducción en la tasa de mortalidad por insuficiencia cardiaca, mientras que, en los últimos años, sí se ha conseguido disminuir el número de fallecimientos por enfermedades cerebrovasculares o infarto agudo de miocardio”.

Existencia de comorbilidades asociadas; entre las que destacan la edad, la insuficiencia renal y las enfermedades pulmonares. “Estas comorbilidades influyen mucho en el aumento de la mortalidad por insuficiencia cardiaca”, explica el presidente de la SEC.

Falta de tratamientos que mejoren el pronóstico de la insuficiencia cardiaca con fracción de eyección conservada. Existen dos tipos de insuficiencia cardiaca: con fracción de eyección deprimida y con fracción de eyección conservada. “Si bien existen opciones terapéuticas que mejoran el pronóstico de los pacientes con insuficiencia cardiaca con fracción de eyección deprimida; no ocurre lo mismo en el caso de la insuficiencia cardiaca con fracción de eyección conservada. Para ésta no existe un tratamiento adecuado que mejore el pronóstico y consiga reducir la mortalidad”. A esto hay que unir que precisamente es este tipo de insuficiencia cardiaca la que cada vez representa una mayor proporción de casos.

Factores organizativos del sistema sanitario. Aunque existen cada vez más unidades de insuficiencia cardiaca bien estructuradas, esta enfermedad es también cada vez más prevalente. Afecta al 2,7% de la población española mayor de 45 años, al 8,8% de los mayores de 74 años y es la primera causa de hospitalización por encima de los 65 años. “Por eso, hay que mejorar la organización de la asistencia a la insuficiencia cardiaca centrada en modelos de unidades multidisciplinares con participación de atención primaria”, reflexiona el experto en cardiología.

Brecha de mortalidad entre mujeres y hombres.- Las mujeres mueren casi el doble que los hombres por insuficiencia cardiaca. Es otro de los datos que se desprende del último informe del INE, según el cual, en 2017 fallecieron por esta causa un total de 12.201 mujeres frente a 6.964 hombres.

Esa brecha de mortalidad existente en el caso de la insuficiencia cardiaca, también se manifiesta en la mortalidad cardiovascular total. Así, en 2017 fallecieron 10.000 mujeres más que hombres por enfermedades cardiovasculares. En concreto, se registraron 66.286 defunciones en las mujeres y 56.180 en el caso de los hombres (10.106 muertes de diferencia).

Mortalidad cardiovascular por CC. AA.- La tasa estandarizada de mortalidad* por enfermedades cardiovasculares en nuestro país, se situó en 2017 en 238,6 muertes por cada 100.000 habitantes.

Ceuta presenta la tasa estandarizada de mortalidad por enfermedad cardiovascular más alta (342,4), seguida de Andalucía (309,9), la Región de Murcia (273,1) y la Comunidad Valenciana (266,6).

En el lado contrario, la Comunidad de Madrid (177,6), la Comunidad Foral de Navarra (205,1) y País Vasco (205,5) presentan las tasas estandarizadas de mortalidad cardiovascular más bajas de todo el país.

El Dr. Carlos Macaya, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), recuerda la importancia de controlar los factores de riesgo cardiovascular (diabetes, hipertensión, sedentarismo, tabaquismo, sobrepeso y obesidad, entre otros como el consumo de alcohol). “Tenemos mucho que mejorar en la prevención de las enfermedades cardiovasculares. En este sentido hay que incidir en la importancia de seguir una dieta variada y equilibrada, teniendo en cuenta que la dieta mediterránea es la que ha demostrado más beneficios para la salud cardiovascular, y en la práctica de ejercicio físico de intensidad moderada de forma regular”, concluye.

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