Según los datos recientemente publicados por Copernicus (el Programa de Observación de la Tierra de la UE), 2023 ha sido el año más caluroso jamás registrado, con un aumento de la temperatura global cercano al umbral crítico de calentamiento de los 1,5 ºC que, tal y como advierte la comunidad científica, puede tener consecuencias devastadoras para el medio ambiente y para la humanidad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cambio climático es una de las mayores amenazas para la salud mundial del siglo XXI, por lo que el sector farmacéutico está fuertemente implicado en esta lucha en la medida en que trabaja para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas, mediante un modelo de producción y consumo basado en la sostenibilidad.

Las 3.300 medidas de prevención y ecodiseño aplicadas por las compañías farmacéuticas en los envases han conseguido reducir su peso en más de un 25% desde el año 2000 y ahorrar en un solo ejercicio 1.700 toneladas de materiales, con la reducción energética y de emisiones que esto implica en su transporte.

Además, gracias a la logística inversa que aporta la distribución farmacéutica y al reciclado de los materiales de los envases depositados en los Puntos SIGRE de las farmacias, se ha logrado evitar la emisión a la atmósfera de 85.000 toneladas de CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero, y evitar el consumo de 400 millones de Kwh de energía y de 65 millones de litros de petróleo.

Con el objetivo de seguir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero en sus oficinas y contribuir a la sostenibilidad ambiental, SIGRE ha renovado por sexto año consecutivo su inscripción en el “Registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de CO2” del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD) y ha obtenido el Sello de Cálculo de huella de carbono.

La renovación de este Sello ha sido concedida tras la evaluación positiva por parte del MITERD del cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero y del plan de reducción presentado por SIGRE. Dicho plan recoge las acciones concretas que se han llevado a cabo en sus oficinas para lograr disminuir las emisiones.

La inclusión en este Registro y la obtención del Sello de Cálculo de Huella de Carbono son una muestra más del compromiso de SIGRE con el cuidado del medio ambiente y la implementación de políticas de sostenibilidad que, entre otras acciones, se ha concretado anteriormente en la obtención de las certificaciones a sus Sistemas de Gestión Ambiental ISO 14001 y de Gestión Energética ISO 50001, o en que su web ecoFARMACIA fuese seleccionada y presentada como un ejemplo de buena práctica ambiental en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25).

Con la renovación del Sello, SIGRE refuerza, además, su implicación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, en este caso con el ODS13, consistente en adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.

Para Miguel Vega, director general de SIGRE, “a través de esa iniciativa el sector farmacéutico sigue contribuyendo activamente a la lucha contra el cambio climático, al tiempo que mejora la salud de las personas mediante la reducción de la contaminación del aire y la mejora de nuestro medio ambiente”.

Así puede el ciudadano colaborar con la acción climática

Existen pequeños gestos individuales que todos podemos realizar en nuestra vida diaria y que contribuyen a combatir la crisis climática.

Uno de estos gestos es la revisión periódica del botiquín doméstico. Si existen medicamentos caducados o en desuso será el momento de llevarlos al Punto SIGRE de la farmacia, junto con sus envases, para cerrar adecuadamente su ciclo de vida y cuidar el medio ambiente.

Al contenedor blanco de las farmacias hay que llevar los envases vacíos de medicamentos (cajas de cartón, blísteres de plástico o aluminio, frascos de vidrio, sobres, inhaladores, viales, tubos de pastillas, pomadas, etc.), además de los restos de medicamentos caducados o en mal estado de conservación y la medicación sobrante de tratamientos ya finalizados.

En este sentido, es importante recordar que los envases vacíos de medicamentos no deben depositarse en otros contenedores de reciclaje, debido a que han estado en contacto con sustancias farmacéuticas y necesitan un tratamiento específico para proteger nuestra salud y el medio ambiente.

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